Un dulce encuentro con la miel fue lo disfrutaron los participantes del Taller de Degustación de Mieles, que tuvo lugar en la Fonda Huitzillin, bajo la dirección de Mariana Torres de productos Panalli, el pasado 24 de noviembre.
Un viaje por las distintas características de la miel de abeja; texturas, aromas, colores que varían según los pólenes de diversas regiones, de acuerdo a la flora que ahí predomine.
“En la miel podemos encontrar carbohidratos, vitaminas – principalmente vitamina C y B, que son muy buenas para los resfriados, así como pequeñas cantidades de proteína”, resaltó con mucho humor la especialista, que casualmente tenía un poco gripa ese día; y “por su poca humedad, es un producto que podría decirse no tiene caducidad”, continuó resaltando.
México uno de los principales productores mundiales de miel
Según Torres, gran parte de la producción de miel en México es proveniente de la apis millífera o abeja europea, “pero también poseemos nuestras abejas nativas como la especie melipona – conocida también como la “abeja de los mayas” -, que produce una miel con una mayor cantidad de humedad, por su cercanía a la costa, además que se le atribuyen numerosas cualidades curativas”.
“Según los datos del INEGI, para el 2011, México se ubica en el 6to lugar como productor mundial de miel con una producción de 56 toneladas de miel al año”, resaltó Mariana, acotando además que “la mayoría de la miel se vende a granel por lo que entonces a los productores se les paga muy poco, hay demasiados intermediarios, y el que paga todo es el consumidor final, pero es un consumidor que no está en México sino en el extranjero (Japón, estados unidos, Europa y medio oriente)”.
La degustación
En la dinámica se pudieron apreciar tres tipos de mieles de Panalli, descifrando sus aromas, identificando sus texturas, colores y sabores. Además de contar con el apoyo de una cartilla o rueda de aromas y colores posibles en la miel, desarrollada “por la Conabio junto con algunos apicultores de Yucatán para el conocimiento y valorización de la miel”.
Fue interesante conocer que los aromas pueden variar desde florales, frutales, vegetales, químicos, frescos, madera, así como a fermento o descompuesto sin indicar que se encuentren en mal estado. Y así, poco a poco, en conjunto a los alimentos preparados especialmente para este taller, por el chef Manuel Carrasco – maridados con las mieles empleadas en la degustación –, se fue guiando a los participantes en una experiencia olfativa-gustativa en la que pudieran ir descifrando qué les transmitían, o qué recuerdos les avocaba las características organolépticas de cada miel.
También se pudo conocer la actividad que realiza Panalli, un productor artesanal y distribuidor de miel de abeja como de productos derivados de la colmena. “Tratamos de rescatar con los pequeños productores es la pureza del producto, calidad de las mieles, que no se combinen aunque en una cosecha pueden haber muchas floraciones, pero que esté presente la flor predominante”.