El Medio y Lejano Oriente fueron la cuna de dos grandes bebidas de gran tradición: el té y el vino, que a través de los siglos han llegado a todos los rincones del mundo; ambas, protagonistas de una velada llena de historia, leyendas, poesía y, sobre todo, deliciosos aromas y sabores.
Un viaje por el medio y lejano oriente fue lo que vivierion los asistentes del evento «El Té y Vino de oriente”, que tuvo lugar en la Fonda Huitzillin, bajo la guía de la Tea Sommelier Alin Ponce de León, y de las sommeliers Ana Chacón e Izbalanque Robles, el pasado sábado 7 de marzo.
Aline, mientras servía ceremonialmente cada té, con momentos precisos para degustar y armonizar delicadamente con los platillos del Chef Manuel Carrasco, hizo un recorrido sobre los orígenes de esta bebida milenaria, así como recalcó que es una infusión de las hojas y brotes de la planta Camellia Sinesis.
Igualmente, aprovechó para explicar la íntima relación del consumo del té en la vida y cultura Persa, el cual es considerado prácticamente una bebida nacional en Irán, además, con excelente calidad de cultivos en el norte del país. Desde las Casas de Té o su presencia en las tradiciones durante el día del compromiso, la preparación y el disfrute de este brebaje es un ritual cotidiano; en ninguna casa falta el Samovar, una especie de tetera tradicional; se toma esta infusión varias veces al día y a todo visitante se le ofrece con esmero.
Particular atención tuvo en la velada el té llamado “Gulistán”, un té negro con pétalos de rosa, nombrado así en honor al libro “El Jardín de Rosas” una de las principales obras del poeta persa Sa’di. Persia tiene una vasta tradición literaria de más de dos mil años, y es una fuente de orgullo e inspiración para su pueblo.
La variedad de té que se degustó durante la cata pertenece a la marca Shirini, empresa Iraní-Mexicana fundada por Ponce de León, especializada en dulcería y repostería de esta región del oriente medio. Sus mezclas de té las elabora según las recetas y especias propias de Irán; por eso. desde un principio del encuentro, los aromas como el cardamomo y el azafrán, así como los pétalos de rosas, caracerísticos de la gastronomía persa invadieron los espacios de la Fonda.
Viaje al Lejano Oriente
Luego de este primer viaje por las tierras del Golfo Pérsico, los presentes “volaron” al Lejano Oriente a través del vino. Ana Chacón bien lo dijo al presentar la botella que catarían en la noche: “nos dimos a la tarea de traerles un vino diferente”.
Ana e Izbalanque Robles, guiaron a los comensales para acercarse a este nuevo y “novedoso” caldo.
“En la zona de Persia hay producción de vino pero es muy pequeña”, indicó la sommelier; y añadió que, según la historia (y evidencia arqueológica) se dice precisamente que fue en la zona de Persia donde surgió la producción del vino. Fue una bebida importante en su cultura, e igualmente con amplia referencia en su literatura y poesía, pero luego de la Revolución Iraní, aunado al rigor religioso, el consumo de alcohol fue prohibido. “A pesar de esta prohibición hay quienes aún hacen vino pero su producción es muy limitada e incluso es solo para consumo interno, para su círculo más cercano, y obviamente no llega a otros países”.
Es por esto, y por lo difícil que es conseguir vinos de oriente, “que nos fuimos por un vino del lejano oriente, China. Elegimos un vino que tiene dos uvas Cabernet Sauvignon y Cabernet Gernischt, esta última es una variedad que se cultiva en China y que, según análisis de ADN, su origen es una mezcla de la Cabernet Sauvignon y la Cabernet Franc, especie que desapareció de Francia debido a la filoxera – que arrasó con casi el 85% de los viñedos de Europa -, pero resulta que esta variedad se consiguió en China”.
Definitivamente, una experiencia llena de historia, tradiciones, leyendas, poesía, pero sobre todo, de deliciosos aromas y sabores.